No sabemos qué tiene el olor a pólvora, pero a los valencianos nos vuelve locos y estamos deseando ir a una mascletà o a un castillo para revivir esa sensación que nos transforma en personas enormemente felices. Ese sonido, el perfume de la pólvora, el temblor tras el terremoto final.
Disponibles en las tallas 37-40 y 40-45.